Dejar su impronta sobre distintas superficies y transformar su entorno son necesidades del ser humano. Así conocemos el mundo, así nos descubrimos y nos construimos. Porque cuando un niño deja su huella sobre la tierra húmeda o sobre la papilla con que lo alimentan, sucede ante sus ojos algo asombroso: comienza a percibir que sus propias acciones modifican el mundo. Y así, accionando en su entorno, modificándolo a través de estas acciones y observando las huellas de este hacer, los niños comienzan a conocer el mundo y a descubrirse a sí mismos en él. Este libro habla de algunas de estas primeras huellas, las que se imprimen en un espacio muy especial: el del jardín maternal. Este espacio nacido como una necesidad social de las familias y que puede ser para muchos bebés y chicos una oportunidad maravillosa.
Dejar su impronta sobre distintas superficies y transformar su entorno son necesidades del ser humano. Así conocemos el mundo, así nos descubrimos y nos construimos. Porque cuando un niño deja su huella sobre la tierra húmeda o sobre la papilla con que lo alimentan, sucede ante sus ojos algo asombroso: comienza a percibir que sus propias acciones modifican el mundo. Y así, accionando en su entorno, modificándolo a través de estas acciones y observando las huellas de este hacer, los niños comienzan a conocer el mundo y a descubrirse a sí mismos en él. Este libro habla de algunas de estas primeras huellas, las que se imprimen en un espacio muy especial: el del jardín maternal. Este espacio nacido como una necesidad social de las familias y que puede ser para muchos bebés y chicos una oportunidad maravillosa.
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